La crisis financiera de 2008 ha sido el motor fundamental del cambio en las funciones y la responsabilidad del departamento de tesorería de las empresas.

La catástrofe financiera más importante de nuestro tiempo ha puesto de manifiesto la necesidad de que las empresas gestionen cada vez mejor la tesorería y la liquidez, combinando la atención a los beneficios con la gestión del riesgo y la exposición. Para hacer frente a esta situación y provocar un cambio estratégico, el papel del tesorero se puso de manifiesto. Los tesoreros ya no eran sólo gestores de efectivo y liquidez. De la noche a la mañana se convirtieron en líderes empresariales y gestores de riesgos.

Para ayudar a seguir obteniendo resultados en el frente de la tesorería tradicional, los sistemas de gestión de la tesorería (TMS) pasaron a primer plano. Contribuyeron a la gestión de la cartera en un único lugar y mejoraron el paquete de gestión de riesgos. Pero lo que ha faltado durante una década son herramientas operativas automatizadas y basadas en datos para ayudar a alcanzar nuevos objetivos estratégicos de tesorería.

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